lunes, 19 de enero de 2015

2015 UN NUEVO ESCENARIO (III)
“El caudillo es heroico, épico, es el hombre que esta mas allá de la ley, que crea la ley.  El presidente es el hombre de la ley: su poder es institucional.  Los presidentes […] tienen poder mientras son presidentes […] pero deben su poder a la investidura.  En el caso de los caudillos hispanoamericanos, el poder no les viene de la investidura, sino que ellos dan a la investidura el poder”. Octavio Paz.
Para entender el proceso político por el cual atraviesa Venezuela, esta Venezuela,  la que creíamos que era, la que se nos esta muriendo y muchos no quieren ver o no son capaces de entenderlo; nuestra Venezuela, detenida en el tiempo por obra del totalitarismo, que se debate actualmente entre la defensa a ultranza del comunismo ortodoxo y la deriva hacia formas superiores, se hace necesario un ejercicio de retrospectiva de conocimiento de algunos personajes determinantes en el desastre que vivimos.
En una de las tantas reuniones del Parlamento Mundial, celebrada en La Habana, siendo Rafael Caldera Presidente del mismo, al llegar a La Habana presidiendo la delegación venezolana, Fidel Castro lo recibe personalmente y se dedica a seducirlo y colmarlo de atenciones, personalmente conduce un jeep en el que lo pasea por toda la isla, ejecutando sus viejos y consabidos trucos de la seducción, lo embriaga y persuade de tal manera, que como lo refiere Héctor Pérez Marcano, en su libro: “De Machurucuto a la Revolución Bolivariana”, Rafael Caldera en entrevista con Carlos Rangel y Sofía Imber, en el programa “Buenos Días”, estando recién llegado de La Habana, “se deshacía en halagos hacia Fidel Castro, Sofía no lo podía creer y entre indignada y asombrada trataba de responderle a Caldera y este no la dejaba hablar casi, ¡callar a Sofía!- repitiendo sus elogios a Fidel. El gran seductor lo había logrado de nuevo, y nada menos que con un político con la blindada experiencia de Rafael Caldera. Esa capacidad de imponer su capacidad mediante el elogio, la seducción, con uso irreverente de su oratoria, le otorgo grandes beneficios.
Un inexperto en la política, eufórico, aturdido en los elogios por sus recientes éxitos políticos, permite al recién indultado y en su primera visita a Cuba, caer en el hechizo de la seducción; Chávez, como si se tratara de un jefe de Estado es recibido por Fidel en el aeropuerto, al pie de la escalerilla  del avión y así inicia su periplo de seducción y hechizo, ave fénix para rehacer su obsesión sobre Venezuela y su petróleo, en un joven militar que solo tenía como credencial haber fracasado en un golpe militar, pero cargado de ambición de poder. Al líder guerrillero se le ha presentado la gran oportunidad, si había sido capaz de seducir al “inmarcesible Rafael Caldera, ¿Qué efecto demoledor no habría causado en un joven muchacho de Sabaneta de Barinas?” (idem). Desconocedor de la realidad social y política de la vida del ciudadano común en Cuba, Chávez en su intervención en la Universidad de La Habana, “abrumado por las inesperadas atenciones y la presencia de Fidel Castro que lo está escuchando en primera fila declara que Cuba navega "en el mar de la felicidad", mas llega “a decir que en Cuba el pueblo es feliz con su miseria. Había obrado ya la abrumadora capacidad de seducción política de Fidel sobre un maleable y derrotado comandante venezolano”. (ìdem)
En el transcurrir del tiempo Fidel se percata de que Chávez sí tenía Control de Poder, que maneja una inmensa renta y ve ahí la gran oportunidad de hacer realidad su gran sueño;  dirigirá a control remoto, a través de un militar obsesionado por la sed de poder, el país que le permitirá extender su influencia en América Latina y manejar la chequera petrolera que le permitirá logros políticos ambicionados y que los gobiernos democráticos de Venezuela no le habían permitido. Fidel ha estudiado la personalidad de Chávez, lo sabe manejable, lo manipula y le estimula su sed de poder, induciéndolo a la búsqueda de un liderazgo exterior, a conciencia de la megalomanía del aprendiz de dictador. Se establecen las bases para una intervención planificada y aceptada. Ahora bien, visto tales logros, hagamos un recorrido por el quehacer político de Fidel y su personalidad.
Quienes han analizado el perfil psicológico de Fidel Castro, han encontrado, que su patología se basa, en parte, en una dualidad, consecuencia de un sustrado de identidad desde su nacimiento: un doble nombre, doble hogar, doble familia, y doble identidad. Ha sido uno de los primeros políticos que ha sabido entender “el poder de la imagen”
El padre de Fidel Castro, el gallego Angel Castro Argiz, formo parte de una columna española en la guerra de Cuba, luego de la derrota española, decidió quedarse en la isla, en el tiempo hace fortuna y llega a convertirse en un rico terrateniente, desarrolla una reputación de ser implacable y violento, especialmente con los trabajadores que importaba de Haití. Convertido en rico miembro de la alta sociedad de Banes, contrae matrimonio con María Luisa Argota, se instala en Biran y tiene dos hijos, ella abandona la casa de Biran y se muda a Santiago de Cuba, ante la relación extramatrimonial que su marido sostiene con la hija de una sirvienta de nombre Lina Ruz, quien se constituye como la nueva señora de la casa y en fecha 13 de agosto de 1926, nace un nuevo hijo quien lleva por nombre, Fidel; motivado por los problemas del divorcio, Angel Castro simula una ruina y traspasa sus propiedades y envía a sus hijos a vivir con su amigo el Cónsul de Haití en Santiago. Fidel de 4 años de edad tiene que adaptarse a dos familias, dos parejas de padres, dos hogares, a vivir en una condición de hijo ilegitimo, desarrollando fuertes conflictos psicológicos, que se agravan cuando en su condición de interno en el Colegio La Salle, sus condiscípulos lo humillan por su origen bastardo, hijo de madre analfabeta y no bautizado, le llegan a llamar “judío”. Fidel Hipólito Ruz, a los 17 años es legitimado y adopta el apellido Castro Ruz, las humillaciones vividas dejan en él una marca imborrable y ansiedad de venganza. Llega a estudiar en La Habana en el Colegio Jesuita de Belén, uno de los prestigiosos de la capital. Se matricula en la Escuela de Leyes en La Habana, se hace activista político, su comportamiento violento lo lleva a ser reputado como gánster, aventurero violento, matón y “gatillo alegre”, llega a tener participación en el “Bogotazo” (1948), donde estuvo supuestamente para infiltrar los movimientos estudiantiles universitarios de América Latina. Según su biógrafo, Serge Raffy, al regresar de Bogotá a La Habana, es cuando se produce su enlace con el agente soviético Fabio Grobart, uno de los fundadores del Partido Comunista en Cuba, era un judío polaco enviado por el Kremlin a América Latina para reclutar agitadores “anti-imperialistas”. Castro con su personalidad  violenta y con una imagen de revolucionario humanista era el candidato ideal, ya que poseía la camaleónica duplicidad requerida. Esta duplicidad camaleónica será característica en su vida política. Se ha dicho que la maleabilidad de su personalidad patológica impide cualquier negociación pues nunca se estará tratando con el verdadero, sino con el “otro”.
Raffy, en declaraciones dadas sobre su libro “Castro, el desleal”, no oculta la pasión, no exenta de un evidente rechazo por el autoritarismo demostrado a lo largo de los años, que le provoca el político cubano. "Después de haber investigado mucho sobre él, mi conclusión es que es una mezcla de Don Juan, Don Quijote y Torquemada, con algo de Stalin", pero si esta mezcla no fuese ya de por sí explosiva, añade que Castro es sobre todo "un fantástico actor y un genio de la comunicación".
Es conveniente conocer lo indicado por Simón Alberto Consalvi, en su libro: “Contra el Olvido” (Editorial Alfa), especialmente por el hecho de que el autor vivía como exilado en Cuba para el momento de la bajada de Fidel de Sierra Maestra.
“Que sucedió realmente en Cuba, quienes propiciaron la  Revolución Cubana y cuál fue el papel de Fidel Castro? Esto es importante ya que se ha ido vendiendo la idea de un “liderazgo” propio, innato, salido de una lucha que ha permitido diosificar a un hombre y al lado de él, otros han querido crecer.
Creo conveniente indicar que para el momento de los hechos narrados por Consalvi, él vivía exilado en Cuba y tuvo participación política.
“-Los demócratas tumbaron a Batista, pero Fidel Castro fue el que tomo el poder…
-Los demócratas lo llevaron al poder…
-Lo mismo que ocurrió en Venezuela, los demócratas apoyaron a Chávez…
-No, los demócratas no. Los antidemocratas. Felipe Pazos, el presidente del Banco Nacional de Cuba, tramito la entrevista de Herbert L. Matthews a Fidel Castro en su campamento de Sierra Maestra. Matthews ejercía el periodismo de acción. Pazos, gran economista cubano que luego se exilio en Venezuela, trabajaba para resucitar a Fidel  y lo resucito. En ese momento nadie nombraba a Fidel en Cuba, y mucho menos en la Habana. Lleno de datos falsos sobre el número de combatientes, el reportaje de Matthews fue un golpe publicitario. Publicó que había mil guerrilleros en cada montaña. Mentira. Fidel Castro es el hombre, el político, el revolucionario o, mejor, el oportunista más afortunado  en siglo XX. El Movimiento 26 de Julio no figuraba en nada en La Habana en los días anteriores a la caída de Fulgencio Batista. La lucha contra la dictadura la llevo a cabo el Directorio Revolucionario, que presidia Faure Chaumon Mediavilla, y lo integraban estudiantes de la Universidad de La Habana como Fructuoso Rodríguez y Rene Anillo, entre otros. El Directorio Revolucionario ataca al Palacio Presidencial y se juega el todo por el todo en acciones terroristas en La Habana. Uno estaba en una esquina y a los cinco minutos explotaba una bomba en la esquina siguiente… El ataque al Palacio Presidencial es la operación de más audacia en la lucha contra la dictadura. Fidel estaba quieto en la montaña. La entrevista de Herbert Matthews pone a Fidel Castro en la escena mundial y opaca al Directorio Revolucionarios. (1)  El reportaje publicado en The New York Times endiosa a Castro y contribuye de manera inverosímil al derrumbe de la dictadura. Matthews, viejo reportero con experiencia en la Guerra Civil Española, que había recorrido el mundo y era un conocedor de la situación  cubana, publico la primera entrevista sin fotografías. Lo único que se le ocurrió al Consejo de Ministros de Batista fue decir que la entrevista era falsa, pero en el momento en que divulgan el desmentido, aparece la segunda entrega con la fotografía Matthews-Fidel Castro. Batista ya no tenía manera de defenderse y se derrumba el régimen. A partir de allí, la figura de Castro ocupa la escena de manera avasallante. La guerra contra Batista la había librado el Directorio Revolucionario, que no tenía un ejército, pero la gente piensa que fue Fidel Castro, el mito que estaba en la sierra. Los barbudos tienen la astucia extraordinaria de alojarse en los cuarteles de La Habana y darles vacaciones a los soldados que no habían huido. Al apoderarse de los cuarteles,  Castro controlo la fuerza militar y construye desde el comienzo su propio ejército, que es el que sostiene todo el aparataje de la Revolución Cubana. Yo era muy amigo de uno de los que participaron en el ataque al Palacio Presidencial: Enrique Rodríguez Loeti, dirigente estudiantil. La primera escala que hizo en la huida fue mi apartamento. Me conto algunos detalles de lo que había ocurrido. Con lo que me conto, hice unas notas para la sección <En Cuba>, de la revista Bohemia. El Libro El ataque al palacio presidencial, escrito por Chaumon, el jefe del ataque, esta probablemente desaparecido en Cuba…. Cuando Castro bajo a La Habana, su principal enemigo era Faude Chaumon, que como no tenía un aparato militar fue sacado del juego de manera inmediata… Cuando, siendo exilado, yo vivía en el Hotel San Luis, en La Habana, todas las semanas el PCC me ponía en mi estafeta un boletín en el que atacaba mas a Fidel Castro que a Batista, por putchista. Fidel acabo con el Directorio Revolucionario y con el Partido Comunista de Cuba y se erigió como el líder supremo. (2)
-El arma principal de Fidel es mediática, no militar…
-Si Faure Cahamón era un hombre de pocas palabras hasta en la conversación personal. En una tribuna era una catástrofe, pero Castro era un mago. De ahí viene todo, de su poder mediático. Fidel por la sola invasión, era un mítico guerrillero que estaba en la montaña peleando contra una dictadura. Los encuentros contra los militares de Batista fueron circunstanciales, nunca decisorios. Las montañas cubanas no son las montañas venezolanas o las montañas colombianas. Cuando Fidel baja de las montañas, ya Batista había por la actividad del Directorio. El mundo se rindió a sus pies.
… -A Castro lo sustituye su hermano…
-No es una sustitución sino una prolongación. Raúl y Fidel son la misma persona con dos rostros”.
Hablemos algo sobre este personaje: Raúl Castro, el segundo abordo en el proceso de destrucción de Venezuela.


viernes, 2 de enero de 2015

El fin de la revolución cubana. (Capitulo II. Cuba: Crisis y Transición.


Los cambios radicales ocurridos en la URSS y la Europa Oriental han tenido importantes repercusiones en la sociedad cubana a pesar de no haberse traducido en cambios liberalizadores de sus estructuras políticas y económicas.  El efecto en el orden práctico e ideológico ha sido devastador, aunque Cuba no ha podido ignorar las transformaciones sistemáticas ocurridas en la antigua URSS y el resto del mundo comunista, las características singulares de la revolución cubana hacen supones que las repercusiones de tales transformaciones se manifiesten en Cuba de formas y maneras sustancialmente diferentes, tanto en su alcance como en su profundidad y su tempo.  La naturaleza del régimen cubano y, sobre todo, el carácter y las peculiaridades de su líder, Fidel Castro, sitúan el caso isleño en contexto aparte.
Características singulares de la revolución
La democratización del mundo comunista ha tenido, sin duda, efectos importantes en la isla, pero su repercusión no ha sido de tal envergadura que se pueda considerar como “históricamente inevitable” e inminente la transformación de la sociedad cubana en su ordenamiento económico y político.  Es lógico que en Cuba ocurran cambios y transformaciones serias en la organización socioeconómica y política del país, pero estos se realizaran a un ritmo muy lento, con toda la prudencia que requieren cambios que pueden, si se van de la mano, desestabilizar totalmente el complicado entramado organizativo de una sociedad totalitaria.  Cualquier intento de reformas estructurales que tiendan a aliviar los efectos perniciosos que sobre Cuba han tenido los cambios en los países del Este y la antigua URSS es rechazado por Castro, aun a expensas del continuo aumento en las dificultades económicas de toda índole.
Hay una serie de factores clave que coinciden en la situación cubana y que dificultan extremadamente el cambio espontáneo o la reacción inmediata concatenada con las transformaciones del mundo comunista europeo.  Algunos de estos factores han estado presentes en una o en varias de estas sociedades, pero el cumulo de situaciones que se producen en el caso cubano se convierten en un formidable freno al cambio político-económico espontaneo o rápido y hacen de Cuba un caso diferente.
El caudillismo carismático de Castro y la dependencia de la revolución en su persona son los factores determinantes que impiden el cambio.  Otros elementos son los negros, como grupo social mayoritario y con cierta fidelidad especial al movimiento revolucionario; los Estado Unidos, como enemigo preferido y elemento galvanizador de las fuerzas revolucionarias mediante el recurso a los sentimientos nacionalistas más primitivos; la oposición, el exilio como segundo enemigo preferido que se utiliza para atemorizar al pueblo cubano ante el supuesto espíritu de venganza o recuperación de esa comunidad, la unidad aparente del Partido Comunista Cubano y las fuerzas armadas; los altos niveles de represión impuestos en Cuba por el castrismo; la desaparición casi absoluta de las instituciones del antiguo orden social y la fragilidad del acervo cultural y social de ese orden vencido; los logros, elevados a mitología, de la revolución en las presentaciones sociales y en el campo internacionalista y, desde luego, muchas otras peculiaridades menores.
El caudillismo
         La revolución cubana tiene ciertas características esenciales que dificultan y complican la realización de transformaciones sustanciales en la sociedad revolucionaria.  La característica más evidente y más trascendental es el caudillismo presente en el proceso revolucionario desde sus mismos orígenes.
Castro es la encarnación del clásico caudillo latinoamericano, con los matices de la contemporaneidad y la ideología.  El Nobel de literatura mexicano Octavio Paz, en una conversación con Claudio Fell publicada en la revista mexicana Plural 50 (1975) describe así al caudillo:
“El caudillo es heroico, épico, es el hombre que esta mas allá de la ley, que crea la ley.  El presidente es el hombre de la ley: su poder es institucional.  Los presidentes […] tienen poder mientras son presidentes […] pero deben su poder a la investidura.  En el caso de los caudillos hispanoamericanos, el poder no les viene de la investidura, sino que ellos dan a la investidura el poder”.
Sigue diciendo Octavio Paz que los grandes problemas del caudillismo son la legitimidad y la sucesión:
“Aquí aparece al lado del tema del poder terrible.  Otra vez el tema de la legitimidad.  El misterio o enigma del origen […] El caudillismo, que ha sido y es el verdadero sistema de gobierno latinoamericano, no ha logrado resolverlo, por esto tampoco ha podido resolver el de la sucesión.  En el régimen caudillesco, la sucesión se realiza por el golpe de Estado o por la muerte del caudillo.  El caudillismo, concebido como el remedio heroico contra la inestabilidad, es el gran productor de inestabilidad en el continente.  La inestabilidad es consecuencia de la ilegitimidad”.
Quizás la característica esencial de la revolución cubana sea el sincretismo entre el personalismo caudillista original de la revolución y el bagaje ideológico del marxismo-leninismo, integrado a posteriori; el caudillismo típico latinoamericano fortalecido por una ideología de carácter global: el marxismo-leninismo, que provee de cierta legitimidad a quien de otra forma sería un mero caudillo a ultranza.  Estas dos condiciones que se acompañan e integran preservando cada una de sus características naturales esenciales, convirtiendo la experiencia revolucionaria cubana en un curioso exponente de sincretismo político.  El caudillismo obtiene legitimidad de ideología y a la inversa, el marxismo-leninismo obtiene legitimización popular del respaldo y por la voluntad del caudillo, Fidel Castro.  La ideología legitimíza al caudillo.  El caudillo legitimíza la ideología.
Desde el inicio de la etapa insurreccional el 26 d Julio de 1953 hasta el discurso de Fidel Castro el 1° de Diciembre de 1961, en el que se declaro a sí mismo y a la revolución como marxista-leninista, el rumbo ideológico y doctrinario de la revolución se caracterizo por su dinamismo.  Durante toda la etapa insurreccional y los primeros meses de la revolución en el poder, el movimiento revolucionario se identifico con el reformismo progresista latinoamericano y con los movimientos socialdemócratas cubanos conocidos como el autenticismo y la ortodoxia.  Sus fundamentos ideológicos fueron antiimperialismo, el nacionalismo, la reforma agraria, la industrialización, la libertad política, etc. En resumen, un ideario reformista burgués muy en su tiempo y su época.
En los primeros meses de la revolución, Fidel Castro la definió como “humanista” y sus principios políticos y sociales como “humanismo democrático”, un camino equidistante del comunismo y del capitalismo que postulaba un sistema respetuoso de las libertades del ser humano y prometía un futuro donde, según sus propias palabras, no hubiese: “pan  sin libertad, ni libertad sin pan.  Ni dictaduras de hombres, ni dictadura de castas u oligarquías de clases.  Libertad con pan sin terror”.
Una vez en el gobierno, la ideología de la revolución va cambiando para amoldarse a los requisitos del régimen y su líder.
Lo que se mantiene constante es la voluntad de protagonismo de Fidel Castro, su incontrolable necesidad de poder personal absoluto.  Esta característica de Castro se manifiesta ya en la etapa insurreccional, cuando pretende y logra que su movimiento sea el preponderante dentro de cualquier alianza o acuerdo oposicionista y obtiene para sí el control absoluto de la actividad insurreccional contra la dictadura de Batista.
El absolutismo personalista de Fidel Castro se agudizo una vez en el gobierno.  Los dos primeros años se caracterizaron, entre otras cosas, por su acumulación de poder a expensas de los demás grupos, líderes e instituciones.  Castro muestra un voraz apetito por el ejercicio del poder de forma ilimitada, sin balances, equilibrios o parámetros.  Cualquier intención o esperanza de oposición legítima y condena del comandante Huber Matos.  La condena de Matos marca el momento a partir del cual cualquier crítica o disensión se cataloga como traición.
Las características de personalismo y caudillismo de la revolución cubana no solo se han moderado con el transcurso de treinta y tres años de poder absoluto, sino que se han acentuado.  En palabras del periodista y documentalista estadounidense, admirador de Castro, Saúl Landau:
“Fidel, como Luis XIV, es el Estado, su presencia sigue paralizando a Cuba.  La gente que ha alcanzado la edad adulta con Fidel, comprende que las instituciones y la constitución que el creo, nunca podrán ser puestas a prueba mientras no haya hecho mutis.  Fidel, quizá sin querer, socava todas las decisiones que no son suyas: ya que puede, a discreción, cambiar una ley, un decreto, un plan económico…”
De ahí que la conformación final del Estado cubano haya sido singular.  Al implantar la revolución, el fidelismo desbordo su marco original de movimiento de masas y constituyo todo un sistema de gobierno donde eventualmente se fundió el pensamiento marxista-leninista con un profundo caudillismo y se conformo un estado totalitario monocratico, fundamentado en la dominación del caudillo sobre el Partido, el Partido sobre el Estado y el estado sobre la sociedad; un sistema donde siempre prima el caudillo, legimitizado por la ideología y por su carácter histórico de héroe libertador y padre de la revolución.
El Estado cubano ha quedado conformado como un Estado sincrético de caudillo e ideología en el que la ideología — marxismo-leninismo — es legitimizada por la comunión con el caudillo, quien esta mas popularmente consensuado que el sistema; la permanencia del caudillo en el poder es legitimizada por el andamiaje ideológico del marxismo-leninismo.
Según el sociólogo cubano Juan Valdez Paz:
“En este país existen dos sistemas políticos:  Fidel y las masas, y el partido y la sociedad; el  liderazgo de Fidel es una realidad nacional, un fenómeno histórico inevitable.  El problema, para la revolución cubana, es como despersonalizar en el futuro el sistema político.  Fidel tiene más consenso social que el mismo sistema…”
Mas sucintamente, el eminente sociólogo estadounidense y gran conocedor de asuntos cubanos, Irwing Louis Horowitz, explicando la estalinización del castrismo, apunta que “La nación se reduce a si misma a el mismo”.
Desde luego que el caudillo que caracteriza al régimen cubano y que es parte integral del proceso revolucionario, no es único en la historia del marxismo-leninismo; todo lo contrario.  Los grandes líderes de las revoluciones marxistas autóctonas, Mao, Lenin, Stalin, Kim Il Sung, Castro, ejercieron, o ejercen, una influencia desmedida sobre sus revoluciones y sus pueblos durante, y aun después de, sus vidads.  Kim Il Sung y Castro son los únicos que aun viven.  Ambos siguen al frente de sus respectivos países como Jefes de Estado y líderes máximos del proceso revolucionario.  Esta es una de las características diferenciadoras más importantes entre Cuban y los países de Europa del Este.
La presencia del caudillo y padre de la revolución, omnipotente y omnipresente, permea y controla la vida de la nación, dando lugar a una sociedad fundada sobre un líder supercarismatico y un estado autocrático.  El gobierno cubano, a diferencia de casi todos los otros gobiernos comunistas del mundo y similarmente al antiguo gobierno rumano y al actual de Corea del Norte, es un gobierno perfectamente monocrático, donde la voluntad de un hombre prevalece ante todo y ante todos.
Aunque está claro que Fidel Castro no toma todas las decisiones en Cuba, si toma todas aquellas decisiones que desea tomas.  Todas sin interferencia individual o institucional.  Todo el poder de decisión se concentra en una persona, que solo consulta a quien desea sobre los temas que desea.  Fidel Castro es el fundador de la nueva sociedad, el líder máximo de la insurrección histórica y de la revolución; el padre, el brazo armado, el hombre pensante, el guerrero, el ideólogo, el jefe de la economía, de la cultura, de la sociedad, el árbitro social y político.  Sus ideas, enmarcadas en sus discursos, se convierten en dogma y la opinión expresa de los cubanos es copia a carbón de la del máximo líder.
Fidel Castro supone comunicarse directamente con el pueblo y encarnar las aspiraciones del pueblo, sin tener que depender de las asociaciones de masa o de los organismos oficiales.  Supone existir una relación directa y simbiótica entre el líder y su pueblo, que le permite dirigir la revolución en perfecta comunión con sus seguidores sin necesidad de cuadros intermedios.  Castiga y recompensa directamente, y solo existe en el país la autoridad que el emana, que no puede ser ejercida por otros sino por delegación de el.  En fin, un sistema monocratico digno de libros de textos de politología y sicología.
Este tipo de organización estatal es radicalmente diferenciable de la de los otros países socialistas.  En Cuba, solo un hombre decide el camino del país, solo Fidel Castro Puede decidir qué cambios o reformas son deseables y aceptables en cada momento y ordenar su implementación o su abandonado.
Derechos de Autor
              Pedro Ramón López Oliver. Libro: Cuba: Crisis y Transición. Copyright (c) 1992 by the University of Miami.  Publicado por el Centro Norte-Sur dela Universidad de Miami.  Derechos exclusivos de edición en castellano reservados para todo el mundo.  Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna sin permiso previo del editor.
2015 UN NUEVO ESCENARIO (II)
 “La historia de la humanidad no es la historia de la lucha de clases, sino el fruto de una lucha entre generaciones”. Ortega y Gasset
“es propio del cesarismo apoyarse justamente en la voluntad de aquellos a quienes aniquila políticamente” (Jerome Carcopino. Historiador romano.)

En la continuación de esta saga sobre el Escenario del 2015, analizare algunos aspectos muy puntuales y que considero serán influyentes en el acontecer nacional, entre ellos pudiéramos iniciar con la caracterización del medio político que origino el proceso que condujo a la actual crisis que identifica al país, estará obligatoriamente el relevo generacional, las acciones que tomara el desgobierno con la finalidad de sobrevivir en la tormenta que se avecina, algunos hechos que caracterizaron la llegada a la crisis y el papel de la ciudadanía en la búsqueda de soluciones a la salida de la crisis.
1958-1980.- El derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, llevo a Venezuela nuevamente a retomar el camino de la democracia; antes de 1958 y con posteridad a 1811, en el país tan solo se había disfrutado de un  trienio (1945-1948) con características democráticas, periodo este que permite con la promulgación de la primera Constitución Nacional democrática, sentar las bases para el nacimiento de un orden pluralista, en lo político, estrictamente participativo de todos los sectores socaires, de respeto de los derechos humanos y división de los poderes, consolidando el funcionamiento institucional del Estado de Derecho. El retorno a la democracia y una visión crítica de los errores del 45-48, con la aprobación de una nueva Constitución Nacional, con la participación libre y democrática, al igual que en el 47, se llega a un acuerdo de participación de los partidos políticos, que actúan como agentes, dentro del juego político, privilegiados de mediación entre el Estado y la Sociedad: el Pacto de Punto Fijo, que servirá de alianza para garantizar la gobernabilidad del nuevo gobierno.
Al presidente Rómulo Betancourt, nuevamente le corresponde encarar la difícil situación de la transición de la república a la democracia (anteriormente la correspondió en el año 1945). El Pacto de Punto Fijo se firmo el 31 de Octubre de 1958,las conversaciones iníciales se iniciaron en Nueva York, con los exilados políticos: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jovito Villalba, quienes firmaron la primera versión, sobre el mismo el historiador Ramón J, Velázquez en 1992, señalo: “Terminaron por aceptar la tesis de que el porvenir seria suyo, en la medida en que entendieran que el poder político es el producto de un conjunto de alianzas y acuerdos entre los diversos sectores que integran el país.”
El Pacto de Punto Fijo se constituye sobre las bases de: defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar conforme al resultado electoral: se explica allí que, cualquiera que fuese el partido que ganase las elecciones, los otros dos se opondrían al uso de la fuerza para cambiar el resultado; gobierno de unidad nacional: se formaría un gobierno de coalición y ninguno de los tres partidos tendría la hegemonía en el gabinete ejecutivo; los tres partidos se comprometían a presentar ante el electorado un programa mínimo común. Tal compromiso se establece dentro de las siguientes pautas: a) mantenimiento de la unidad en la divergencia, b) tolerancia y mutuo respeto, c) “libertad efectiva del sufragio”, d) “despersonalización del debate”, e) “erradicación de la violencia interpartidista”, f) defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar conforme al resultado electoral, g) defensa de las autoridades constitucionales en caso de intentarse o producirse un golpe de Estado, h) gobierno de “unidad nacional” (repartición del gabinete entre los firmantes mientras la democracia esté en peligro, y en caso de no desear formar parte del gabinete evitar la “oposición sistemática que debilitaría el movimiento democrático”),i)  “programa mínimo común” (“ningún partido unitario incluirá en su programa particular puntos contrarios a los comunes del programa mínimo”) j) “frente unitario” de candidatos, planchas y programa; en caso de amenaza real de reagrupamiento de los grupos antidemocráticos. k) “constitucionalidad estable que tenga en sus bases la sinceridad política, el equilibrio democrático, la honestidad administrativa y la norma institucional”. 
El día 6 de Diciembre de 1958, concluida la campaña electoral, los candidatos: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y el Contralmirante Wolfang Larrazábal, firman una declaración de principios y programa mínimo de gobierno, fundamentada en el contenido y el espíritu del pacto de Unidad suscrito el 31 de Octubre. Resalta en esta declaración el respeto absoluto a los resultados electorales y defensa del régimen constitucional, conformación de un gobierno de unidad popular, realizar una administración inspirada en un programa aprobado y suscrito por los tres candidatos presidenciales, se concluye señalando que  a los firmantes solo les anima “llevar a la conciencia de los venezolanos la convicción de que al terminar este proceso electoral, ejemplar en nuestra historia democrática, es indispensable  el  concurso  generoso  y  responsable  de  todos  sus  hijos  para realizar con sentido de permanencia la obra de recuperación democrática, cultural, espiritual y económica que reclama Venezuela”.
Constituido gobierno democrático (1959-1964), Venezuela disfruta por cuatro décadas de un amplio consenso alrededor de la gestión de gobiernos electos democráticamente, se logra establecer un ordenamiento que, con sus limitaciones y deficiencias, es el más próximo al ideal republicano y  democrático perseguido desde el inicio independentista. Se consolida la hegemonía de los partidos políticos y llega a ser determinante en el devenir del desarrollo democrático. Los venezolanos nos acostumbramos a convivir civilizadamente en paz y a gozar de una envidiable estabilidad política y socioeconómica, llegamos a ser en Latinoamérica ejemplo de crecimiento y desarrollo democrático. Pero a manera que el sistema democrático se desarrollaba, el igual que en el cuerpo humano un virus fatal estaba en formación. Venezuela económicamente se consolida dentro de una economía rentista petrolera, fortalecida en lo interno y lo externo. La actividad petrolera se vincula a la economía como una actividad productiva y como fuente rentística. Su influencia determinante se proyecta a lo económico, a lo sociopolítico, a lo cultural y en la institucionalidad del país ha sido profunda y contradictoria, lo que ha permitido que el Estado se haya amoldado al esquema rentístico.
Los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, con una gran visión de futuro, impulsaron la unificación de los mercados petroleros, para defender los interese de los países petroleros. Al momento el mercado petrolero se encontraba bajo el control de  siete grandes empresas, conocidas como “Las Siete Hermanas”, el 9 de septiembre de 1960, por iniciativa de los Ministros petroleros de Venezuela y Arabia Saudita, Pablo Pérez Alfonso y el jeque Abdulah Al Tariki, se procede a la creación de un denominado Compacto Petrolero: la OPEP. En la idea de la creación de la OPEP estuvo presente la visión de transformar la “cara rentista” " de las exportaciones en actividad productiva creciente en los países exportadores, por otra parte, se indujo el desarrollo del proyecto industrial-energético de Guayana, aprovechamiento del potencial hidroeléctrico y del hierro en Guayana, nace así la primera ciudad industrial planificada de Venezuela y Latinoamérica, Ciudad Guayana. Es la iniciativa que constituye una verdadera siembra del petróleo. Estas acciones traen como consecuencia el advenimiento de dos grandes instituciones empresariales nacionales: La Corporación Venezolana de Petróleos (CVP) y la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), en ambas prevalece el sentido de Producción y Exportación. Los ojos del mundo, especialmente Latinoamérica y el Caribe, se concentran en Venezuela, pero dentro de esas miradas se encuentra la de un dictador del Caribe: Fidel Castro.
Derrocado el dictador Fulgencio Batista, en Cuba, por la Revolución Cubana, bajo el liderazgo de Fidel Castro, en Latinoamérica nace la pasión por dicha revolución y la admiración de su líder, los ánimos juveniles y anti imperialistas y de odio hacia los Estados Unidos se enfebrecen y es así como los países de Latinoamérica empiezan a vivir un apasionado sentimiento revolucionario a imagen de lo cubano.
Fidel Castro es invitado a Venezuela en el año de 1959, dentro del marco de la conmemoración del derrocamiento de Pérez Jiménez, el 23 de Enero del 58, para el momento tenía solo días de haber derrocado la dictadura de Batista, y Wolfang Larrazábal U., Presidente de la Junta Patriótica, le invita y viene en agradecimiento al apoyo prestado por Venezuela, inclusive le había sido enviado un embarque de dos aviones con armas para la revolución. Fue una visita de tres días, pero donde se identifico la falta de empatía manifiesta desde el primer momento entre Betancourt y Fidel, posteriormente, las relaciones entre ambos gobiernos se dificultarán hasta llegar a la ruptura.
La reunión entre Fidel y Betancourt fue amistosa pero muy tensa, el objetivo principal del visitante era conseguir con el recién electo presidente un acuerdo de suministro petrolero, este le explica que si bien es cierto que en su gobierno va a reiniciar una política de “No” concesiones, al momento la producción y comercialización se encuentra en manos de las trasnacionales petroleras, las circunstancias del momento le hace imposible convenir en un intercambio de gobierno a gobierno entre Venezuela y Cuba, el pensar en una nacionalización inmediata era imposible ya que el ingreso petrolero constituía un 90% del ingreso fiscal y casi la totalidad del ingreso de divisas, mas el país atravesaba por una crisis financiera debido a fuga de capitales y la deuda dejada por el dictador de aproximadamente unos 4.000 millones de dólares. Castro le había indicado a Betancourt que nacionalizaría las empresas batisteras y norteamericanas, ante lo cual le señalo que no era lo mismo estatizar dos vetustas refinerías en Cuba que hacerlo con una producción que para el momento constituía el 46% de las importaciones petroleras de los Estado Unidos, recomendándole a su vez, lo indica así en sus memorias, que lo hiciera pero indemnizando las empresas, evitando en esa forma consecuencias negativas. El mismo Betancourt comentó tiempo luego que Castro no parecía escuchar los argumentos y seguía hablando que Venezuela y Cuba debían aliarse para enfrentarse a los EE.UU, y concluye: “Allí di por terminada la reunión”.
Castro regresó a Cuba y sacó de la manga el as escondido del petróleo soviético, pacto que al firmarse en 1960 ocasionó que las transnacionales petroleras cortaran los suministros que venían haciendo desde los yacimientos venezolanos. México se negó a suministrar petróleo a Cuba, excepto una pequeña cuota, con el alegato de que su producción si acaso alcanzaba para su propio consumo, y se ha dicho que Canadá hizo lo propio.  Al cortarse los suministros, Castro amplió el pacto con la URSS para la totalidad de suministros petroleros de la isla.
En el transcurrir del tiempo Castro en su afán de exportar la revolución cubana hace contactos con los grupos de extrema izquierda de Venezuela y fomenta el desarrollo de la guerrilla en nuestro país, inclusive el conocido Che Guevara intento venir a dirigir el  movimiento guerrillero, pero para ese momento el Partido Comunista estaba en proceso de análisis de retirada de la lucha armada, y el Che se vio en la necesidad de irse al Congo, para luego pasar a Bolivia. Como un elemento más de la intromisión abierta de La Habana en Venezuela podemos señalar la invasión por Machurucuto, una de las instrucciones de Fidel era que el éxito a obtener debía garantizar el acuerdo petrolero con Cuba, de esta manera queda demostrada la obsesión por apoderarse del recurso petrolero venezolano de parte de Fidel Castro.
La injerencia obsesionada Fidelista en el proceso democrático venezolano ha tenido como objetivo tanto la exportación de la revolución cubana y conseguir el ingreso a la economía cubana del potencial petrolero venezolano, lo que le garantizaría a Cuba una mayor independencia en  lo económico y en lo político, especialmente después de la caída del Muro de Berlín, entender este interés estratégico es poder entender la crisis que hoy azota a Venezuela.
Fidel Castro y su capacidad de seducción aunado a su carisma, ha sabido manejar estratégicamente los resortes que le allanen el terreno para el logro de su obsesión petrolera; hay dos actuaciones importantes que confirman su capacidad de seducción y su disposición de interferir en la vida venezolana. Cuando se realizo en Cuba…. (continua)