domingo, 27 de marzo de 2016

EL AIR ONE HIZO UN RECORRIDO POR LATINOAMERICA.
Genio R.Lobo

1.- USA-CUBA. 2.- CUBA-ARGENTINA. 3.- Retorno a USA. 4.- Entenderá el sucesor de Obama el mensaje?. 5.- Antier Gorbachov derrumbo el Muro de Berlín y cambio la Geopolítica, ayer Obama cambio la historia de Latinoamérica?

“Una oportunidad significa estar dispuesto a entrar en acción. Estar dispuesto a entrar en acción significa estar dispuesto a asumir un riesgo. Estar dispuesto a asumir un riesgo significa estar dispuesto a adoptar un cambio. Luego, oportunidad =
acción + riesgo = cambio.” Michael Levine.

El escritor brasileño, Paulo Coelho, ha indicado que “las personas cambian cuando  se dan cuenta del potencial que tiene para cambiar las cosas”, para lograr los cambios se requiere de capacidad, ubicar la oportunidad y hacerlo con sabiduría, el emperador Marco Aurelio, señalo la necesidad de tener sabiduría para “cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia”.
El Presidente Obama termina de realizar un viaje por Latinoamérica, comprendió Cuba y Argentina, dicho viaje constituye una gestión política estudiada y planificada con visión de estadista político, no ha sido un simple viaje, ha sido una ruta que marcara en la historia política un antes y un después, no solo, por eso una ruta, como gestión personal presidencial, sino también algo visionario de perennidad, terminación de un periodo de gestión y colocación en la historia, sembró mensajes y desapodero al aire de discursos vacios e intrascendentes.
La primera parada la realizo en Cuba, no solo para interactuar con los funcionarios del gobierno, sino a diferencias de muchos de sus antecesores, hacerlo con la población, con esas personas que durante muchos años no han sido más que silentes observadores. Allí ya nos coloco en presencia de un cambio.
Obama no es el Presidente Norteamericano que hace una visita con motivo de una cumbre internacional, o reuniones de elites políticas; luego de transcurrir  88 años, lo hiso el Presidente Calvin Coolidge, en una visita formal, Obama es el cuadragésimo cuarto presidente norteamericano, constituye una visita con grandes efectos y cambios históricos, la realiza en las postrimerías de su segundo y último mandato, con la incidencia de un proceso electoral polémico y que deberá tener resultados electorales que marcaran historia en los Estados Unidos, no solo en cuanto a los resultados electorales, sino también, en la continuidad del actual procedimiento electoral. Veremos posiblemente la llegada de la primer mujer a la magistratura nacional, los partidos deberán revisarse en su organización e igualmente los líderes políticos en su mensaje y gestión gubernamental.
Obama en su recorrido ha dejado una estela de mensajes y comportamiento para el cambio, puede darse el inicio final de una era que caracterizo la política norteamericana mediante la cual se fomento el antiimperialismo en toda Latinoamérica, tanto por actos de omisión como de acción, Cuba atesoro ese sentimiento de repudio, especialmente desde la llegada de Fidel Castro al poder. Fidel Castro artísticamente utilizo su discurso especulativo para consolidar su ambición de control de poder en la isla y lo traslado a Latinoamérica y el Caribe; las malas políticas, los errores estratégicos y la descalificación equivocada del gobierno norteamericano, al momento de su llegada al poder, lanzo a Fidel Castro a los brazos de la Unión Soviética, consolidándose un discurso de descredito hacia norteamericana en la búsqueda de consolidar el comunismo y sembrar profundamente las raíces del personalismo despótico, autoritarito y anarquista del héroe de Sierra Maestra.
Dwight D. Eisenhower, en USA y el Secretario General del Comité Central  del Partido Comunista de la Unión Soviética, construyen las bases para consolidar el poder de la dictadura castrista y su extensión por toda Latinoamérica. Moscú ve en Fidel una oportunidad estratégica para difundir la filosofía totalitarista, establece convenios con Cuba, le otorga préstamos millonarios y un convenio de compra de la producción azucarera, en contrario  Estados Unidos suspende toda ayuda económica a la isla; nace en el Caribe y frente a Estados Unidos un rival político, en el  siglo XXI, Solo China, 56 años y Corea del Norte, 58 años, superan el promedio de tiempo del gobierno cubano.
Obama se ha constituido en el dirigente mundial, que ha visitado la isla con mayores posibilidades de alentar una democratización del sistema político cubano. Ni Mijaíl Gorbachov, ni Jimmy Carter, ni Juan Pablo II ni Nelson Mandela, recibidos por Fidel Castro, lo hicieron. Obama, con Raúl Castro como anfitrión, ambos con objetivos políticos coincidentes, pasan a la historia, el primero rompiendo paradigmas para consolidar la democracia y concluir con una era y el segundo, por transformarse en el liberador de un pueblo sentando las bases para instaurar la democracia  a partir del 2018. Obama es el presidente de Estados Unidos que aplica un sostenido desmantelamiento del embargo comercial, con cuatro paquetes de medidas entre diciembre de 2014 y marzo de 2016. Y es, sobre todo, un líder que personifica algo que los cubanos no poseen desde hace mucho tiempo: un estadista joven, que ganó limpiamente unas elecciones democráticas y que, luego de ocho años de gobierno, se retira. No va a Cuba a imponer una forma de gobierno, menos a insubordinar el poder de los castros; a diferencia de otros gobernantes, utiliza el poder dentro de las conveniencias de Raúl Castro y logra lo impensable. Con su llegada a La Habana realza el final de más de medio siglo —exactamente 54 años— de distanciamiento entre Estados Unidos y Cuba. Se ha criticado el hecho de que Raúl Castro no haya ido a recibirlo, pero tampoco lo hizo Macri en Argentina. No fue ni una indiferencia ni un error, entiendo fue una estrategia que permitió a Obama entrar a La Habana sin controles que le permitieran ofrecer al pueblo cubano su personalidad, sencillez, humildad y mensaje de familia; la lluvia fue su aliado, recorrió las calles como un individuo común, llevando su propio paraguas en compañía de su esposa y sus hijas, se hizo comparar por los observadores; el descalificado por un mensaje de años se coloca de tu a tu con una población que se vio obligada a valorarlo en forma distinta, tanto a él como al dictador. Monto las bases para que su discurso fuera oído con expectativa. No tumbo el Muro de Berlín, creo una vía para el cambio.
Se podrá decir que uno de los mayores legados del mandato de Barack Obama, cuando en enero de 2017 ceda en el Capitolio de Washington la presidencia a la persona que le suceda, habrá sido haber perfilado la ruta para la  finalización de un conflicto que ha enconado las relaciones internacionales de los siglos XX y XXI, y que incluso en una ocasión puso al mundo al borde de un conflicto nuclear
La primera parada de Obama, en la ruta del cambio,  es dejar sembrada en Cuba la mejor demostración de que ambos países viven un proceso irreversible de acercamiento, un mensaje claro de que las cosas no van a volver a ser lo mismo en Estados Unidos cuando se hable de Cuba. Y de que tampoco pueden seguir siendo lo mismo en la isla. El mensaje lo siembra y abona cuando indica: “He venido aquí para enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría en las Américas”.
Lo he indicado, el cambio constituye riesgos y los riesgos hay que saberlos asumir, tener personalidad creíble es fundamental. En su visita, a la isla que durante años se han formuladas las más inconvenientes teorías para desnaturalizar las políticas de Estado Unidos, donde han crecido dos dictadores que construyeron su monumento de la violencia e irrespeto a los derechos humanos, inhabilitando a varias generación para conocer el sol y el placer de la democracia, Obama con elegancia, con modestia y humildad, autorizado por el actual detentador del poder, habla a la nomenclatura, en el gran Teatro de La Habana,  bajo el techo de la historia haciendo historia y encabezada por Castro, que le escuchaba en la tribuna de autoridades, donde también se sentaba la bailarina Alicia Alonso, icono de la cultura cubana. Pero el presidente estadounidense no perseguía hacer llegar su mensaje solo a la nomenclatura, quería dirigirse muy especialmente a todo al pueblo cubano, así como al mundo, ambos pudieron seguir el discurso por televisión. Un discurso donde hizo una defensa razonada de la democracia liberal. Su discurso no estaba envuelto de un plan para derrocar al gobierno cubano o cambiar de régimen, como sucedió en el pasado. No agredió a las autoridades cubanas, o no se dieron por aludidas, con sus palabras, ya que las mismas constituían un mal menor comparado con los beneficios que puede suponer la apertura hacia el coloso del norte, Raúl Castro entendió que con su presencia cedía pero iba a recibir beneficios para la meta estimada, la conferencia del partido en el próximo abril, conferencia donde sentara las bases para el diseño del traje de transición que se ha propuesto hacerse.
Días antes de iniciar su viaje, adelanto criterio al señalar: “Al pueblo cubano, como a los pueblos de todo el mundo, las cosas le van mejor con una democracia genuina en la que sea libre de elegir a sus líderes, expresar sus ideas y practicar su fe”.
Mucho se podrá escribir y decir sobre esta primera parada del primer pasajeror del Air One; ha sido un cambio de estilo político, otros mandatarios deberán entenderlo; solo con sabiduría, personalidad y sapiencia se puede entrar a la casa del déspota, sin utilizar los recursos del poder de la fuerza y sembrar la esperanza del cambio en una población agotada en la frustración de varias generaciones. Protegido por las paredes de la historia en el Teatro de La Habana y ante el poderoso y su cúpula de la nomenclatura, sembró la esperanza y le dijo al pueblo, lo que nadie se había atrevido a decirle, “el cambio solo está en sus manos”. Esto lo entendió la cúpula y ella sabe que la reforma política es inevitable. El cambio inicio el andar; habrán cambios antes de febrero del 2018, en la próxima asamblea del partido comunista en abril se alumbraran algunos rayos de luz. La población cubana y el gobierno vivirá una estrategia de campeonato de ajedrez político; el camino a recorrer estará determinado por un clima de lograr una mayor legitimidad que garantice vida política al heredero designado. Un analista ha presagiado al indicar: “Si se resisten a hacerlo (crear la legitimidad), de acuerdo con los reflejos totalitarios del régimen, corre el riesgo de que la incertidumbre crezca después de la sucesión y la ingobernabilidad amenace un pequeño país del Caribe que, no por sus buenas relaciones con Washington, está libre de las turbulencias de la región.
En esta primera parte, referida a Cuba, me permito concluir indicando, que es muy posible que las reformas políticas que se vivirán en cuba estarán influenciadas por el mensaje que deja Obama en esta visita, que esa reforma deberán darse cuando se produzca un cambio de concepto de dirección del poder bajo la sombra de los Castros y la generación histórica.
Para los cubanos y para los ciudadanos de otros países, debe prevalecer el criterio de que la democracia, si quieren se duradera, tendrá que llegar sin presiones externas, para ello será necesario que el ciudadano asuma el rol histórico de hacerse participativo, con un criterio fortalecido en la identidad nacional y la activación de los sectores productivos con criterio social y humanístico.

El Air One despego hacia  Argentina llevando al pasajero que ha tomado el testigo del cambio, lo transmitirá a su sustituto presidencial, y lo va sembrando en un continente ansioso de cambio,
EL AIR ONE HIZO UN RECORRIDO POR LATINOAMERICA.
Genio R.Lobo

1.- USA-CUBA. 2.- CUBA-ARGENTINA. 3.- Retorno a USA. 4.- Entenderá el sucesor de Obama el mensaje?. 5.- Antier Gorbachov derrumbo el Muro de Berlín y cambio la Geopolítica, ayer Obama cambio la historia de Latinoamérica?

“Una oportunidad significa estar dispuesto a entrar en acción. Estar dispuesto a entrar en acción significa estar dispuesto a asumir un riesgo. Estar dispuesto a asumir un riesgo significa estar dispuesto a adoptar un cambio. Luego, oportunidad =
acción + riesgo = cambio.” Michael Levine.

El escritor brasileño, Paulo Coelho, ha indicado que “las personas cambian cuando  se dan cuenta del potencial que tiene para cambiar las cosas”, para lograr los cambios se requiere de capacidad, ubicar la oportunidad y hacerlo con sabiduría, el emperador Marco Aurelio, señalo la necesidad de tener sabiduría para “cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia”.
El Presidente Obama termina de realizar un viaje por Latinoamérica, comprendió Cuba y Argentina, dicho viaje constituye una gestión política estudiada y planificada con visión de estadista político, no ha sido un simple viaje, ha sido una ruta que marcara en la historia política un antes y un después, no solo, por eso una ruta, como gestión personal presidencial, sino también algo visionario de perennidad, terminación de un periodo de gestión y colocación en la historia, sembró mensajes y desapodero al aire de discursos vacios e intrascendentes.
La primera parada la realizo en Cuba, no solo para interactuar con los funcionarios del gobierno, sino a diferencias de muchos de sus antecesores, hacerlo con la población, con esas personas que durante muchos años no han sido más que silentes observadores. Allí ya nos coloco en presencia de un cambio.
Obama no es el Presidente Norteamericano que hace una visita con motivo de una cumbre internacional, o reuniones de elites políticas; luego de transcurrir  88 años, lo hiso el Presidente Calvin Coolidge, en una visita formal, Obama es el cuadragésimo cuarto presidente norteamericano, constituye una visita con grandes efectos y cambios históricos, la realiza en las postrimerías de su segundo y último mandato, con la incidencia de un proceso electoral polémico y que deberá tener resultados electorales que marcaran historia en los Estados Unidos, no solo en cuanto a los resultados electorales, sino también, en la continuidad del actual procedimiento electoral. Veremos posiblemente la llegada de la primer mujer a la magistratura nacional, los partidos deberán revisarse en su organización e igualmente los líderes políticos en su mensaje y gestión gubernamental.
Obama en su recorrido ha dejado una estela de mensajes y comportamiento para el cambio, puede darse el inicio final de una era que caracterizo la política norteamericana mediante la cual se fomento el antiimperialismo en toda Latinoamérica, tanto por actos de omisión como de acción, Cuba atesoro ese sentimiento de repudio, especialmente desde la llegada de Fidel Castro al poder. Fidel Castro artísticamente utilizo su discurso especulativo para consolidar su ambición de control de poder en la isla y lo traslado a Latinoamérica y el Caribe; las malas políticas, los errores estratégicos y la descalificación equivocada del gobierno norteamericano, al momento de su llegada al poder, lanzo a Fidel Castro a los brazos de la Unión Soviética, consolidándose un discurso de descredito hacia norteamericana en la búsqueda de consolidar el comunismo y sembrar profundamente las raíces del personalismo despótico, autoritarito y anarquista del héroe de Sierra Maestra.
Dwight D. Eisenhower, en USA y el Secretario General del Comité Central  del Partido Comunista de la Unión Soviética, construyen las bases para consolidar el poder de la dictadura castrista y su extensión por toda Latinoamérica. Moscú ve en Fidel una oportunidad estratégica para difundir la filosofía totalitarista, establece convenios con Cuba, le otorga préstamos millonarios y un convenio de compra de la producción azucarera, en contrario  Estados Unidos suspende toda ayuda económica a la isla; nace en el Caribe y frente a Estados Unidos un rival político, en el  siglo XXI, Solo China, 56 años y Corea del Norte, 58 años, superan el promedio de tiempo del gobierno cubano.
Obama se ha constituido en el dirigente mundial, que ha visitado la isla con mayores posibilidades de alentar una democratización del sistema político cubano. Ni Mijaíl Gorbachov, ni Jimmy Carter, ni Juan Pablo II ni Nelson Mandela, recibidos por Fidel Castro, lo hicieron. Obama, con Raúl Castro como anfitrión, ambos con objetivos políticos coincidentes, pasan a la historia, el primero rompiendo paradigmas para consolidar la democracia y concluir con una era y el segundo, por transformarse en el liberador de un pueblo sentando las bases para instaurar la democracia  a partir del 2018. Obama es el presidente de Estados Unidos que aplica un sostenido desmantelamiento del embargo comercial, con cuatro paquetes de medidas entre diciembre de 2014 y marzo de 2016. Y es, sobre todo, un líder que personifica algo que los cubanos no poseen desde hace mucho tiempo: un estadista joven, que ganó limpiamente unas elecciones democráticas y que, luego de ocho años de gobierno, se retira. No va a Cuba a imponer una forma de gobierno, menos a insubordinar el poder de los castros; a diferencia de otros gobernantes, utiliza el poder dentro de las conveniencias de Raúl Castro y logra lo impensable. Con su llegada a La Habana realza el final de más de medio siglo —exactamente 54 años— de distanciamiento entre Estados Unidos y Cuba. Se ha criticado el hecho de que Raúl Castro no haya ido a recibirlo, pero tampoco lo hizo Macri en Argentina. No fue ni una indiferencia ni un error, entiendo fue una estrategia que permitió a Obama entrar a La Habana sin controles que le permitieran ofrecer al pueblo cubano su personalidad, sencillez, humildad y mensaje de familia; la lluvia fue su aliado, recorrió las calles como un individuo común, llevando su propio paraguas en compañía de su esposa y sus hijas, se hizo comparar por los observadores; el descalificado por un mensaje de años se coloca de tu a tu con una población que se vio obligada a valorarlo en forma distinta, tanto a él como al dictador. Monto las bases para que su discurso fuera oído con expectativa. No tumbo el Muro de Berlín, creo una vía para el cambio.
Se podrá decir que uno de los mayores legados del mandato de Barack Obama, cuando en enero de 2017 ceda en el Capitolio de Washington la presidencia a la persona que le suceda, habrá sido haber perfilado la ruta para la  finalización de un conflicto que ha enconado las relaciones internacionales de los siglos XX y XXI, y que incluso en una ocasión puso al mundo al borde de un conflicto nuclear
La primera parada de Obama, en la ruta del cambio,  es dejar sembrada en Cuba la mejor demostración de que ambos países viven un proceso irreversible de acercamiento, un mensaje claro de que las cosas no van a volver a ser lo mismo en Estados Unidos cuando se hable de Cuba. Y de que tampoco pueden seguir siendo lo mismo en la isla. El mensaje lo siembra y abona cuando indica: “He venido aquí para enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría en las Américas”.
Lo he indicado, el cambio constituye riesgos y los riesgos hay que saberlos asumir, tener personalidad creíble es fundamental. En su visita, a la isla que durante años se han formuladas las más inconvenientes teorías para desnaturalizar las políticas de Estado Unidos, donde han crecido dos dictadores que construyeron su monumento de la violencia e irrespeto a los derechos humanos, inhabilitando a varias generación para conocer el sol y el placer de la democracia, Obama con elegancia, con modestia y humildad, autorizado por el actual detentador del poder, habla a la nomenclatura, en el gran Teatro de La Habana,  bajo el techo de la historia haciendo historia y encabezada por Castro, que le escuchaba en la tribuna de autoridades, donde también se sentaba la bailarina Alicia Alonso, icono de la cultura cubana. Pero el presidente estadounidense no perseguía hacer llegar su mensaje solo a la nomenclatura, quería dirigirse muy especialmente a todo al pueblo cubano, así como al mundo, ambos pudieron seguir el discurso por televisión. Un discurso donde hizo una defensa razonada de la democracia liberal. Su discurso no estaba envuelto de un plan para derrocar al gobierno cubano o cambiar de régimen, como sucedió en el pasado. No agredió a las autoridades cubanas, o no se dieron por aludidas, con sus palabras, ya que las mismas constituían un mal menor comparado con los beneficios que puede suponer la apertura hacia el coloso del norte, Raúl Castro entendió que con su presencia cedía pero iba a recibir beneficios para la meta estimada, la conferencia del partido en el próximo abril, conferencia donde sentara las bases para el diseño del traje de transición que se ha propuesto hacerse.
Días antes de iniciar su viaje, adelanto criterio al señalar: “Al pueblo cubano, como a los pueblos de todo el mundo, las cosas le van mejor con una democracia genuina en la que sea libre de elegir a sus líderes, expresar sus ideas y practicar su fe”.
Mucho se podrá escribir y decir sobre esta primera parada del primer pasajeror del Air One; ha sido un cambio de estilo político, otros mandatarios deberán entenderlo; solo con sabiduría, personalidad y sapiencia se puede entrar a la casa del déspota, sin utilizar los recursos del poder de la fuerza y sembrar la esperanza del cambio en una población agotada en la frustración de varias generaciones. Protegido por las paredes de la historia en el Teatro de La Habana y ante el poderoso y su cúpula de la nomenclatura, sembró la esperanza y le dijo al pueblo, lo que nadie se había atrevido a decirle, “el cambio solo está en sus manos”. Esto lo entendió la cúpula y ella sabe que la reforma política es inevitable. El cambio inicio el andar; habrán cambios antes de febrero del 2018, en la próxima asamblea del partido comunista en abril se alumbraran algunos rayos de luz. La población cubana y el gobierno vivirá una estrategia de campeonato de ajedrez político; el camino a recorrer estará determinado por un clima de lograr una mayor legitimidad que garantice vida política al heredero designado. Un analista ha presagiado al indicar: “Si se resisten a hacerlo (crear la legitimidad), de acuerdo con los reflejos totalitarios del régimen, corre el riesgo de que la incertidumbre crezca después de la sucesión y la ingobernabilidad amenace un pequeño país del Caribe que, no por sus buenas relaciones con Washington, está libre de las turbulencias de la región.
En esta primera parte, referida a Cuba, me permito concluir indicando, que es muy posible que las reformas políticas que se vivirán en cuba estarán influenciadas por el mensaje que deja Obama en esta visita, que esa reforma deberán darse cuando se produzca un cambio de concepto de dirección del poder bajo la sombra de los Castros y la generación histórica.
Para los cubanos y para los ciudadanos de otros países, debe prevalecer el criterio de que la democracia, si quieren se duradera, tendrá que llegar sin presiones externas, para ello será necesario que el ciudadano asuma el rol histórico de hacerse participativo, con un criterio fortalecido en la identidad nacional y la activación de los sectores productivos con criterio social y humanístico.

El Air One despego hacia  Argentina llevando al pasajero que ha tomado el testigo del cambio, lo transmitirá a su sustituto presidencial, y lo va sembrando en un continente ansioso de cambio,
EL AIR ONE HIZO UN RECORRIDO POR LATINOAMERICA.
Genio R.Lobo

1.- USA-CUBA. 2.- CUBA-ARGENTINA. 3.- Retorno a USA. 4.- Entenderá el sucesor de Obama el mensaje?. 5.- Antier Gorbachov derrumbo el Muro de Berlín y cambio la Geopolítica, ayer Obama cambio la historia de Latinoamérica?

“Una oportunidad significa estar dispuesto a entrar en acción. Estar dispuesto a entrar en acción significa estar dispuesto a asumir un riesgo. Estar dispuesto a asumir un riesgo significa estar dispuesto a adoptar un cambio. Luego, oportunidad =
acción + riesgo = cambio.” Michael Levine.

El escritor brasileño, Paulo Coelho, ha indicado que “las personas cambian cuando  se dan cuenta del potencial que tiene para cambiar las cosas”, para lograr los cambios se requiere de capacidad, ubicar la oportunidad y hacerlo con sabiduría, el emperador Marco Aurelio, señalo la necesidad de tener sabiduría para “cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia”.
El Presidente Obama termina de realizar un viaje por Latinoamérica, comprendió Cuba y Argentina, dicho viaje constituye una gestión política estudiada y planificada con visión de estadista político, no ha sido un simple viaje, ha sido una ruta que marcara en la historia política un antes y un después, no solo, por eso una ruta, como gestión personal presidencial, sino también algo visionario de perennidad, terminación de un periodo de gestión y colocación en la historia, sembró mensajes y desapodero al aire de discursos vacios e intrascendentes.
La primera parada la realizo en Cuba, no solo para interactuar con los funcionarios del gobierno, sino a diferencias de muchos de sus antecesores, hacerlo con la población, con esas personas que durante muchos años no han sido más que silentes observadores. Allí ya nos coloco en presencia de un cambio.
Obama no es el Presidente Norteamericano que hace una visita con motivo de una cumbre internacional, o reuniones de elites políticas; luego de transcurrir  88 años, lo hiso el Presidente Calvin Coolidge, en una visita formal, Obama es el cuadragésimo cuarto presidente norteamericano, constituye una visita con grandes efectos y cambios históricos, la realiza en las postrimerías de su segundo y último mandato, con la incidencia de un proceso electoral polémico y que deberá tener resultados electorales que marcaran historia en los Estados Unidos, no solo en cuanto a los resultados electorales, sino también, en la continuidad del actual procedimiento electoral. Veremos posiblemente la llegada de la primer mujer a la magistratura nacional, los partidos deberán revisarse en su organización e igualmente los líderes políticos en su mensaje y gestión gubernamental.
Obama en su recorrido ha dejado una estela de mensajes y comportamiento para el cambio, puede darse el inicio final de una era que caracterizo la política norteamericana mediante la cual se fomento el antiimperialismo en toda Latinoamérica, tanto por actos de omisión como de acción, Cuba atesoro ese sentimiento de repudio, especialmente desde la llegada de Fidel Castro al poder. Fidel Castro artísticamente utilizo su discurso especulativo para consolidar su ambición de control de poder en la isla y lo traslado a Latinoamérica y el Caribe; las malas políticas, los errores estratégicos y la descalificación equivocada del gobierno norteamericano, al momento de su llegada al poder, lanzo a Fidel Castro a los brazos de la Unión Soviética, consolidándose un discurso de descredito hacia norteamericana en la búsqueda de consolidar el comunismo y sembrar profundamente las raíces del personalismo despótico, autoritarito y anarquista del héroe de Sierra Maestra.
Dwight D. Eisenhower, en USA y el Secretario General del Comité Central  del Partido Comunista de la Unión Soviética, construyen las bases para consolidar el poder de la dictadura castrista y su extensión por toda Latinoamérica. Moscú ve en Fidel una oportunidad estratégica para difundir la filosofía totalitarista, establece convenios con Cuba, le otorga préstamos millonarios y un convenio de compra de la producción azucarera, en contrario  Estados Unidos suspende toda ayuda económica a la isla; nace en el Caribe y frente a Estados Unidos un rival político, en el  siglo XXI, Solo China, 56 años y Corea del Norte, 58 años, superan el promedio de tiempo del gobierno cubano.
Obama se ha constituido en el dirigente mundial, que ha visitado la isla con mayores posibilidades de alentar una democratización del sistema político cubano. Ni Mijaíl Gorbachov, ni Jimmy Carter, ni Juan Pablo II ni Nelson Mandela, recibidos por Fidel Castro, lo hicieron. Obama, con Raúl Castro como anfitrión, ambos con objetivos políticos coincidentes, pasan a la historia, el primero rompiendo paradigmas para consolidar la democracia y concluir con una era y el segundo, por transformarse en el liberador de un pueblo sentando las bases para instaurar la democracia  a partir del 2018. Obama es el presidente de Estados Unidos que aplica un sostenido desmantelamiento del embargo comercial, con cuatro paquetes de medidas entre diciembre de 2014 y marzo de 2016. Y es, sobre todo, un líder que personifica algo que los cubanos no poseen desde hace mucho tiempo: un estadista joven, que ganó limpiamente unas elecciones democráticas y que, luego de ocho años de gobierno, se retira. No va a Cuba a imponer una forma de gobierno, menos a insubordinar el poder de los castros; a diferencia de otros gobernantes, utiliza el poder dentro de las conveniencias de Raúl Castro y logra lo impensable. Con su llegada a La Habana realza el final de más de medio siglo —exactamente 54 años— de distanciamiento entre Estados Unidos y Cuba. Se ha criticado el hecho de que Raúl Castro no haya ido a recibirlo, pero tampoco lo hizo Macri en Argentina. No fue ni una indiferencia ni un error, entiendo fue una estrategia que permitió a Obama entrar a La Habana sin controles que le permitieran ofrecer al pueblo cubano su personalidad, sencillez, humildad y mensaje de familia; la lluvia fue su aliado, recorrió las calles como un individuo común, llevando su propio paraguas en compañía de su esposa y sus hijas, se hizo comparar por los observadores; el descalificado por un mensaje de años se coloca de tu a tu con una población que se vio obligada a valorarlo en forma distinta, tanto a él como al dictador. Monto las bases para que su discurso fuera oído con expectativa. No tumbo el Muro de Berlín, creo una vía para el cambio.
Se podrá decir que uno de los mayores legados del mandato de Barack Obama, cuando en enero de 2017 ceda en el Capitolio de Washington la presidencia a la persona que le suceda, habrá sido haber perfilado la ruta para la  finalización de un conflicto que ha enconado las relaciones internacionales de los siglos XX y XXI, y que incluso en una ocasión puso al mundo al borde de un conflicto nuclear
La primera parada de Obama, en la ruta del cambio,  es dejar sembrada en Cuba la mejor demostración de que ambos países viven un proceso irreversible de acercamiento, un mensaje claro de que las cosas no van a volver a ser lo mismo en Estados Unidos cuando se hable de Cuba. Y de que tampoco pueden seguir siendo lo mismo en la isla. El mensaje lo siembra y abona cuando indica: “He venido aquí para enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría en las Américas”.
Lo he indicado, el cambio constituye riesgos y los riesgos hay que saberlos asumir, tener personalidad creíble es fundamental. En su visita, a la isla que durante años se han formuladas las más inconvenientes teorías para desnaturalizar las políticas de Estado Unidos, donde han crecido dos dictadores que construyeron su monumento de la violencia e irrespeto a los derechos humanos, inhabilitando a varias generación para conocer el sol y el placer de la democracia, Obama con elegancia, con modestia y humildad, autorizado por el actual detentador del poder, habla a la nomenclatura, en el gran Teatro de La Habana,  bajo el techo de la historia haciendo historia y encabezada por Castro, que le escuchaba en la tribuna de autoridades, donde también se sentaba la bailarina Alicia Alonso, icono de la cultura cubana. Pero el presidente estadounidense no perseguía hacer llegar su mensaje solo a la nomenclatura, quería dirigirse muy especialmente a todo al pueblo cubano, así como al mundo, ambos pudieron seguir el discurso por televisión. Un discurso donde hizo una defensa razonada de la democracia liberal. Su discurso no estaba envuelto de un plan para derrocar al gobierno cubano o cambiar de régimen, como sucedió en el pasado. No agredió a las autoridades cubanas, o no se dieron por aludidas, con sus palabras, ya que las mismas constituían un mal menor comparado con los beneficios que puede suponer la apertura hacia el coloso del norte, Raúl Castro entendió que con su presencia cedía pero iba a recibir beneficios para la meta estimada, la conferencia del partido en el próximo abril, conferencia donde sentara las bases para el diseño del traje de transición que se ha propuesto hacerse.
Días antes de iniciar su viaje, adelanto criterio al señalar: “Al pueblo cubano, como a los pueblos de todo el mundo, las cosas le van mejor con una democracia genuina en la que sea libre de elegir a sus líderes, expresar sus ideas y practicar su fe”.
Mucho se podrá escribir y decir sobre esta primera parada del primer pasajeror del Air One; ha sido un cambio de estilo político, otros mandatarios deberán entenderlo; solo con sabiduría, personalidad y sapiencia se puede entrar a la casa del déspota, sin utilizar los recursos del poder de la fuerza y sembrar la esperanza del cambio en una población agotada en la frustración de varias generaciones. Protegido por las paredes de la historia en el Teatro de La Habana y ante el poderoso y su cúpula de la nomenclatura, sembró la esperanza y le dijo al pueblo, lo que nadie se había atrevido a decirle, “el cambio solo está en sus manos”. Esto lo entendió la cúpula y ella sabe que la reforma política es inevitable. El cambio inicio el andar; habrán cambios antes de febrero del 2018, en la próxima asamblea del partido comunista en abril se alumbraran algunos rayos de luz. La población cubana y el gobierno vivirá una estrategia de campeonato de ajedrez político; el camino a recorrer estará determinado por un clima de lograr una mayor legitimidad que garantice vida política al heredero designado. Un analista ha presagiado al indicar: “Si se resisten a hacerlo (crear la legitimidad), de acuerdo con los reflejos totalitarios del régimen, corre el riesgo de que la incertidumbre crezca después de la sucesión y la ingobernabilidad amenace un pequeño país del Caribe que, no por sus buenas relaciones con Washington, está libre de las turbulencias de la región.
En esta primera parte, referida a Cuba, me permito concluir indicando, que es muy posible que las reformas políticas que se vivirán en cuba estarán influenciadas por el mensaje que deja Obama en esta visita, que esa reforma deberán darse cuando se produzca un cambio de concepto de dirección del poder bajo la sombra de los Castros y la generación histórica.
Para los cubanos y para los ciudadanos de otros países, debe prevalecer el criterio de que la democracia, si quieren se duradera, tendrá que llegar sin presiones externas, para ello será necesario que el ciudadano asuma el rol histórico de hacerse participativo, con un criterio fortalecido en la identidad nacional y la activación de los sectores productivos con criterio social y humanístico.

El Air One despego hacia  Argentina llevando al pasajero que ha tomado el testigo del cambio, lo transmitirá a su sustituto presidencial, y lo va sembrando en un continente ansioso de cambio,