miércoles, 11 de enero de 2012

CONTRA EL OLVIDO

CONTRA EL OLVIDO”.
Es un libro indicado como uno de los  mas leídos en estos días, a los cuales se puede agregar: “Rating”, de Alberto Barrera Tyszka, “El fabricante de peinetas”, de Inés Quintero, – “El prisionero del cielo”, de Carlos Ruiz Zafón, – “Resiliencia”, de Jazmín Sambrano. Aquí hay un menú para el inicio de año.
Ramón Hernández, en esta importante obra nos lleva a conocer de primera mano sucesos y pequeñas historias, leyendo entre líneas, que no aparecen en otros libros, abriéndonos un extraordinario espectro de conjeturas y dudas que nos enriquece e invita a la reflexión para el necesario cotejo con el presente.
Hoy cuando los venezolanos estamos pendientes de los acontecimientos electorales que se deben dar, y cuando tenemos un grupo de venezolanos que aspiran a la designación presidencial, donde tendremos la grave responsabilidad de elegir un nuevo gobierno que recupere la dignidad nacional y el sistema democrático; el escritor nos coloca una obra de obligatoria lectura. No es un libro mas, es un conjunto de conversaciones mediante las cuales podemos conocer y entender muchos hechos políticos que han sido determinantes en la vida política; son relatos de alguien que ha vivido en el mundo político; presenta interrogantes y planteamientos, que nos harán reflexionar, no solo sobre hechos, sino, también, sobre personajes de la vida política, muchos de ellos, que se han visto pasar y no han sido estudiados debidamente.
Este año el mundo político nacional estará determinado por la convocatoria a elecciones y uno de los personajes centrales será Chávez, su política de cultivo del miedo, el odio, la violencia y su falsa pantalla ideológica, que pretende cubrir su obsesión personalista. El mundo venezolano viene cambiando en segundos, los segundos que se presenten en la mente del gobernante.
Vamos al libro: “-Las relaciones con Colombia parecen una onda sísmica. Siempre han sido muy difíciles de predecir y de llevar…
-Con excepciones en los primeros presidentes del régimen democrático, sobre todo Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, creo que nunca ha habido comprensión a fondo de las relaciones entre Colombia y Venezuela; y no es un problema solamente venezolano, también es colombiano. Ambas economías han recorrido caminos distintos. La falta de petróleo creo  como un complejo en Colombia, que luego convirtió en ventaja. Ha tenido un gran  éxito en el desarrollo sin tener que depender de un solo producto efímero y engañoso. Posee una economía solida, se autoabastece en materia agrícola y es exportador. En lo económico hubo un primer desencuentro que Rómulo Betancourt entendió y que Leoni también. Ambos vivieron en Colombia, pero Leoni estudio en Bogotá y entendía la necesidad de una integración a fondo, porque son países complementarios. Unidos serian el primer país de América Latina, sin duda alguna, por la potencialidad, por la capacidad de trabajo de la gente, entre otras muchas cosas, pero por complejos y pequeñas rivalidades hubo un divorcio largo, que viene desde la Gran Colombia, desde La Cosiata. Por esos récelos que había entre venezolanos y neograndadinos,  entre Páez y Santander…  Ha quedado un sedimento, una borra, de incomprensiones y no hemos tenido una política decisivamente integradora. Incluso, cuando se creo el Pacto Andino había diferencias profundas entre Venezuela y Colombia. Era apoyado fuertemente por la empresa privada colombiana, pero fue fuertemente combatido por la venezolana, muy acostumbrada a los privilegios y protecciones del Estado y a las políticas crediticias del Estado petrolero.  Al principio, el problema de la integración era que tenían legislaciones completamente distintas. Venezuela, un país estatista por la influencia petrolera, poseía muchas regulaciones, todas muy complejas. Todo se armonizo y el tiempo les dio la razón a quienes abogaban por la integración. Sistemáticamente, se incrementaron las relaciones económicas y se consolidaron las inversiones de Colombia en Venezuela y las inversiones de Venezuela en Colombia. Se llego a cifras muy importantes, cerca de 5 millardos de dólares anuales. Sin embargo, cuando la integración tomaba mas fuerza llego el comandante Hugo Chávez Frías a la Presidencia de Venezuela, que consideraba que el Pacto Andino era oligárquico, porque los protagonistas eran, fundamentalmente, del sector privado. Desde el inicio emprendió una campaña contra la Comunidad Andina de Naciones y no cejo hasta que separo a Venezuela, sin que existiera la menor razón y sin el menor argumento económico. Al contrario, todos los argumentos económicos propiciaban la profundización de la relación de Venezuela con la Comunidad Andina de Naciones, el único esquema que nos permite un progreso económico equilibrado y una alternativa a la economía petrolera. Aquel esquema prometía como ningún otro esquema económico en América Latina. No creo haya habido en el mundo esfuerzos mas grandes, mas consistentes, que los que hizo el Estado democrático venezolano en Materia de integración, con la grandísima ventaja de que era una integración entre países de similar desarrollo. El éxito no era una promesa sino una realidad diaria. Chávez decidió separar a Venezuela de la Comunidad Andina cuando la integración andina estaba en su mejor momento, cuando las empresas privadas se habían integrado y cuando daban rendimientos y promesas efectivas de crecimiento, de desarrollo, de intercambio, de creación de empleos. Una catástrofe para Venezuela, en primer lugar, y una catástrofe para los demás países de la CAN. También una catástrofe para la idea de la integración regional. Chávez echo una grandísima vaina. Acabo los logros de tres décadas. Anulo el progreso, el desarrollo el bienestar creado en cuarenta años de esfuerzos
-¿Con que objetivo?
-Con un objetivo que ni él, siendo presidente, entiende ni conoce. Hasta ahora el resultado de esa política ha sido la destrucción,  no la creación de alternativas. Retiro a Venezuela de la Comunidad Andina y mantiene una política de ruptura para privilegiar las relaciones con Brasil, que aposto por el fracaso de la integración andina; de allí la política de Lula con Venezuela con Chávez. No son amores platónicos, ni hay <platismo>. Hemos vivido uno de los peores momentos del proceso de integración por las rivalidades económicas y los propósitos ocultos de países como Brasil y Argentina. Chávez ha hecho con  Venezuela exactamente lo mismo que hizo el general Augusto Pinochet Ugarte con Chile. Chile era miembro del Pacto Andino, pero Pinochet retiro a Chile. ¿Cuánto le costó a la integración y a Chile, en cuanto a perspectivas y posibilidades de negocios en la región? ¿Cuánto le cuesta y le costara a Venezuela? ¿Cuántos años demorara en lograr las cifras que registraba al momento en que Chávez, por decisión exclusivamente personal, por un impromptu, retiro a Venezuela de la Comunidad Andina? El hecho de que un presidente resolviera por su cuenta tomar una decisión de tan profundas consecuencias sobre un proceso que fue el resultado de enormes esfuerzos; que un presidente por un ucase logre desbaratar cuarenta años de esfuerzo, indica la terrible y enorme debilidad del país. Es como si hubiéramos construido un castillo de naipes que lo destruye cualquier soplo. Tanto que costo la integración, hasta su aprobación por el Congreso, y ahora solo necesito que el presidente dijera: “Venezuela se va del Pacto Andino”. ¿Cómo se explica esto? En que mundo estamos. En sesenta segundos Chávez destruyo los intereses del Estado. El Estado, más que el sector privado, tenia interés en la integración, el camino para el bienestar del pueblo. El Estado debe ser el primer interesado en resolver esos problemas populares, pero la política del presidente Chávez es agrandarlos, empeorarlos…. Al contrario, su campaña ha sido contra el compromiso del individuo con el trabajo. Chávez piensa que la gente no tiene que trabajar ni vivir de lo que gane, sino de lo que reciba de la <bondad>, la >generosidad> del presidente de la Republica, de su mano <milagrosa>. Ese es el país que tenemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario